La culpa no la tiene el indio, sino el que lo hizo compadre
Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
Los sucesos que están pasando en la República Mexicana con la “invasión” hondureña cada día resuenan más fuerte, cansada e indignante, y es que uno no es xenofóbico, pero el insulto de los visitantes después de no traer nada y que ellos se indignen simplemente porque se les pide que barran los espacios que están ocupando, o porque se les da de comer frijoles, es frustrante, porque hasta se ofenden, como si les estuviéramos pidiendo su invasión, o cómo si en realidad tendríamos que soportar que quieran llegar al país vecino.
Aunado a esto, se escuchan los rumores que en realidad es una idea del presidente actual y los dos presidentes anteriores, como si fuera una teoría conspiratoria. Sin embargo, es cansada, ¿por qué tendría que pagar la ciudadanía por los malos pensamientos de los gobernantes? ¡Ah, sí, claro! ¡Porque siempre pagamos sus platos rotos! Sin embargo, es frustrante, pues, no queremos ser “malos vecinos”, pero su comportamiento, a veces, hacen que las puertas se cierren.
Y es que como dice el dicho “la culpa no la tiene el indio, sino el que lo hace compadre”, y nos remite a que no es la culpa del ignorante que uno “que se supone no ignora”, sea quien deba pagar su ignorancia.
Pero seamos honestos, es cansado. Ahora, criticarlos por “romper las reglas”, es tonto, ¿cuántos de los ciudadanos realmente pasan por la esquina, o dan mordida, o se pasan un alto pues “todos lo hacen”, o aquí en la frontera, traen automóviles que no han regularizado, o ni licencia de manejo traen? y sí, podemos decir, señalar y hasta mentar madres, pero nos quejamos de aquello que hacemos, y es probable que digan algunos “pero soy mexicano”, y eso es peor, pues si eres “mexicano”, por qué no respetas las reglas del país, es fácil levantar el dedo para señalar, pero qué difícil es hacer lo correcto.
Y es que la culpa no la tienen ellos, sino nosotros que seguimos alimentando la flojera, la desidia, el callar por “no meternos en problemas” etcétera. En realidad somos nosotros los que decimos ¡basta! O siga.
Y es que los migrantes son personas que no saben decir “gracias”, y, a lo mejor ni tiene que darlas, pero por lo menos que no estén jodiendo, pues, todavía se salen de su país y exigen cosas que no merecen, y hasta parece una novela de televisa, mala, sin historia, pero con un final feliz; ¡Basta no creen!
Y regreso al asunto de la xenofobia, porque muchos somos inmigrantes, pero muchos en realidad si trabajamos, si construimos y aportamos al lugar que nos brindó cobijo, ¡no sé! Es cansado tener que mantener a flojos, ya de por sí mantenemos a un gobierno lleno de lacras, ahora mantener a personas flojas cansa, así que hagamos algo.
Por lo demás, camina conmigo, te aseguro que construiremos un mejor lugar, y sobre todo pondremos manos a la obra, no sólo, estiraremos la mano.